Cuando lo único que queda es la ropa

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©Fred Ramos

Ana Laura Maldonado

Ropas rasgadas, rotas, destrozadas, manchadas de sangre y lodo, con olor a humedad y descomposición, son los únicos testigos que dan cuenta de la muerte violenta que experimentaron alrededor de 100 de los más de mil desaparecidos reportados durante 2013 en El Salvador, país que, de acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en enero de ese mismo año obtuvo el segundo lugar con la tasa de homicidios más alta en el mundo, con 69.2 muertes violentas por cada 100 mil habitantes al año.


Esa situación es la que retrata la lente de Fred Ramos, joven fotógrafo salvadoreño, ganador del primer lugar de la categoría Vida Cotidiana en World Press Photo 2014, con la serie El último atuendo de los desaparecidos.

Inútil tregua
hqdefaultEn marzo de 2012 el gobierno salvadoreño pactó una tregua con los Mara Salvatrucha (MS13) y Barrio 18, los dos principales grupos pandilleros de la región, con cuyos líderes acordó su traslado a penales de menor exigencia a cambio de reducir los homicidios en el país, de los cuales se les atribuye el 50 por ciento.

Y, aunque números oficiales expresaron que los asesinatos bajaron de 15 a cinco diarios, las denuncias de desaparecidos no cesaron, y lo único que cambió fue que las pandillas comenzaron a ocultar cuerpos y a realizar entierros clandestinos para disminuir las alarmantes cifras. En diciembre de 2013 en la finca El Límón, perteneciente al municipio de Colón y ubicada a 19 kilómetros al oeste de San Salvador, se hallaron 24 cadáveres de civiles, niños y pandilleros, en una fosa en la que se presumió que podrían encontrarse los restos mortales de 20 personas más.

Fue este escenario poco alentador el que impulsó a Fred Ramos a abordar el tema. En julio de 2013 –cuenta Fred en entrevista-, comenzó a levantar imágenes de los trabajos de exhumación de los antropólogos forenses en lugares como Soyanpago, Sonsonate, Apopa, Colón, San Salvador, La Paz y La Libertad. Ahí se dio cuenta de que el gobierno no invertía en una política de desaparecidos y tampoco en un banco de ADN para poder reconocer los restos, por lo que el último indicio sobre la identidad de los cadáveres era la ropa que llevaban puesta al morir.

info El Salvador

Fotografías con valor humano
En un lapso de dos meses, entre julio y agosto de 2013, Fred Ramos se dio a la tarea de fotografiar 17 atuendos que estaban almacenados en las bodegas del Instituto de Medicina Legal, pertenecientes a jóvenes desaparecidos que nadie había ido a reclamar. Para Fred fue terrible saber que los restos terminaban en cajas polvorientas. Al manipular las prendas lo invadía una sensación de tristeza y no podía dejar de pensar en la historia de las personas que las habían portado, en la forma en que murieron y en la apatía por parte del gobierno frente a estos acontecimientos.

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©Fred Ramos

Con la filosofía de que la fotografía documental siempre debe de tener una intención muy clara y de denuncia, la primera idea de Fred fue que los familiares de los desaparecidos reconocieran la ropa por medio de su proyecto y pudieran reclamar los restos. Pero eso no sucedió, pues gran parte de la población que enfrenta ese problema en El Salvador no tiene acceso a los medios, mucho menos a internet, donde publica este fotógrafo.

Sin embargo, con su trabajo logró brindar valor humano a un problema que solo se había contado con cifras, a través del relato de una historia de violencia en la que no fue necesario mostrar imágenes explícitas o deshumanizantes. Para Fred fue mucho más importante sugerir que mostrar escenas obvias: prefirió generar empatía con las víctimas y conservar su dignidad.

De ellas, el caso que más recuerda es el de una joven que fue asesinada en estado de embarazo por un pandillero, quien era el padre de su hijo. Sus padres recibieron la notificación de que sus restos estaban en medicina legal, pero decidieron no reclamarlos, pues pensaban que ella merecía morir por haberse involucrado con un delincuente.

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©Fred Ramos

Dentro de muy poco tiempo, Fred Ramos iniciará una nueva etapa de este proyecto, en la que tomará más fotos con la idea de hacer un libro. Si consigue fondos suficientes, hará su trabajo en otros países de Centroamérica.

Violencia a la alza

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Mientras tanto, en El Salvador el panorama sigue siendo muy turbio en cuanto a violencia se refiere, pues entre enero y finales de mayo de 2014 habían ocurrido mil 313 asesinatos, y se habían recibido 743 denuncias por desaparición durante los cuatro primeros meses del año. En abril el promedio de asesinatos al día era de nueve y había 60 mil pandilleros activos, quienes hasta ese entonces compraban armamento en el mercado negro de Guatemala y Honduras, y sostenían vínculos con los Zetas a través de actividades de narcomenudeo. Además, los 29 asesinatos ocurridos el sábado 17 de mayo, representaron casi el doble del récord de 14 homicidios registrado en un solo día antes de la tregua de 2012.

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